Detalle. El sarcófago, con su tapa antropomorfa, se dejó inacabado y se colocó en la última cámara de la tumba (sala F) en lugar de la cámara funeraria (sala D). Investigaciones recientes han demostrado que el príncipe nunca fue enterrado en la tumba hecha para él, ya que se encontró un sarcófago con el nombre de Amonherkhepshef en otra tumba, la de un importante funcionario de la reina Tausert, el canciller Bay (tumba KV13). Sin embargo, las razones de este cambio siguen sin estar claras hoy en día y quizá haya que buscarlas en los cambios sociales que se produjeron a finales del reinado de Ramsés III y que, como consecuencia, afectaron también a los enterramientos en las necrópolis tebanas. Debido a los oscuros acontecimientos que rodearon el enterramiento del príncipe Amonherkhepshef, no se puede afirmar con certeza que el rostro, de rasgos más bien pronunciados y enmarcado por una larga peluca, reproduzca los rasgos del hijo de Ramsés III.